¡Hola!
Soy Montse, la nueva
colaboradora de Me Salen Alas, pero podéis llamarme mOn o como os dé la
gana, porque total mi hijo me llama Mami, en su cole soy La mamá de Iker, mi
marido me llama mOner, las amigas me llaman tía, chocho, bella, querida y
corazón, en algunas tiendas me llaman guapi, en el trabajo me llaman Jefa a la
cara y no quiero saber cómo me llaman por la espalda, así que ya casi respondo
a cualquier cosa.
Vamos al lío.
Tengo
intención de compartir con vosotras algunos post sobre las cosas que me
interesan, que son muchas y variadas porque soy más de sumergirme que de
quedarme a vivir y pienso que la especialización es para las hormigas, así que
picoteo de muchas y variadas fuentes hasta hacerme una idea de qué dan de comer
en cada sitio.
Para
empezar a conocernos, tenía pensado contaros un montón de cosas sobre cosmética
coreana, que es mi penúltima pasión intermitente y el lugar donde últimamente
me dejo los dineros, pero este fin de semana estuve en una cena informal y allí
salió un tema curioso en el que me gustaría detenerme un momentito.
Este cacharro con nombre de chulo piscinas de los años
70 es una especie de envasadora al vacío con faralaes que, por menos de 30 euros al contado, promete
llevar a nuestros clítoris al Verano del
Amor sin necesidad de máquina del tiempo. Como en esta casa
confiamos poco en el márketing y mucho más en las especificaciones técnicas,
nos hemos ido al manual de instrucciones y hemos visto lo siguiente:
Empezamos
fuertecito.
"The
next sexual revolution" es un aparato
de 7 x 10 x 25 cm que pesa menos de un kilo -esto es importante o se te cansará
el brazo- con pinta de cepillo de limpieza facial, acabado en color oro rosa
(cómo no) y en alta calidad para que no permita la entrada de agua, lubricantes
u otros fluidos (ejem). A él se suma un cabezal de quita y pon -facilita su
lavado- fabricado en silicona antialérgica que se ajusta ergonómicamente
rodeando el clítoris. Tiene bateria -no pilas- recargable por USB y se
maneja con dos botones que lo encienden, apagan y navegan por sus 11 niveles de
intensidad. No es del todo silencioso, pero tampoco es un martillo neumático.
La parte positiva está clara: orgasmos fáciles, nada
caro, sostenible (no usa pilas), apariencia discreta y poco ruido. He de
decir que, si solo tuviera juguetes corrientes (que si las bolas chinas, que si
algún dildo de Lelo) me hubiera parecido la puñeta en verso, pero yo he venido
aquí a ser objetiva, honesta, y a predicar La Palabra.
Todo son risas con el Satisfyer, hasta que miras en el
cajón de los juguetes y te encuentras con este micrófono ochentero, feo, pesado
y nada sofisticado, pensado originalmente como masajeador muscular hasta que a
alguna iluminada se le ocurrió acercarlo al clítoris y ahí empezaron los fuegos
artificiales y la madre de todos los Apocalipsis.
La Hitachi Magic Wand es más cara que el
Satisfyer, más grande, más fea, más ruidosa y le da ochenta vueltas en calidad,
cantidad y potencia de los orgasmos. Tiene dos velocidades, pero no conozco a
nadie que use normalmente la más intensa, ni falta que hace. No lleva pilas (¡bien
por el planeta!), su apariencia es discreta -nadie se imaginaría para qué usas
un cacharro así- y llegado el caso te apaña una contractura en pocos minutos,
que tampoco es moco de pavo.
Personalmente, siempre que lo uso (sola o en pareja, da lo mismo)
tengo todos los orgasmos que quiero, uno tras otro ordenaditos y en fila. Mi
pareja también lo usa algunas veces, con gran éxito de crítica (él) y público
(yo).
Hitachi es una
multinacional japonesa dedicada muchos y variados sectores, entre ellos a la
ingeniería industrial. La estructura y la maquinaria del Hitachi Magic wand no
es la de un cacharrito de usar y tirar: el mío tiene casi ocho años y está como
el primer día, cumpliendo su función como un campeón sin rechistar por más que
me esfuerce en darle un uso intensivo.
(Ejem)
Otras empresas lo han versionado (aquí un
extenso catálogo de imitaciones) pero, de verdad, nada como el original en este
caso. El tipo de vibración es como el ruido de las Harley Davidson:
genuino e inimitable.
En resumen:
Cuando conoces la Hitachi Magic wand, la verdad es que el
Satisfyer se te queda corto. Si queréis algo efectivo de verdad, invertid: os juro por mi
sujetador de encaje que no os vais a arrepentir.
Espero que esta pequeña review os haya resultado interesante. ¡Gracias, Natalia, por compartir conmigo este espacio y a tus estupendas amigas!
¡Hola!
ResponderEliminarMil gracias por pasarte por mi blog.Empezamos fuerte la semana, jejejeje.
Había oído hablar de estos aparatitos a una youtuber que veo a veces, Reishe, y claramente gana el segundo.
Gracias por la info y feliz martes.
Si la verdad es que Montse lo ha dado todo ;) Besazooooos
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